El papa Francisco habló de su visita a la Argentina y de la Guerra en Medio Oriente
El papa Francisco (86) expresó sus deseos de viajar a la Argentina: “Sí, me gustaría ir”, dijo en una entrevista que le concedió a la Agencia Télam desde su casa de Santa Marta. A menos de una semana de las elecciones, el Sumo Pontífice negó ser “comunista” y, sin nombrar a Javier Milei, hizo alusión a cuestionamientos que, en el pasado, recibió del candidato de La Libertad Avanza (LLA) quien lo vinculó a “dictaduras sangrientas” y hasta llegó a calificarlo como el “representante del maligno en la Tierra”.
El Papa también se refirió al conflicto en Medio Oriente y
llamó al “diálogo universal”. “Desde que terminó la Segunda Guerra Mundial
hasta ahora hubo guerras en todos lados. Esto fue lo que me llevó a decir que
estamos viviendo una guerra mundial a pedacitos”, sostuvo.
Más adelante, opinó acerca del rol de la juventud y buscó
dar un fuerte mensaje. “A veces los chicos y las chicas se aferran a milagros,
a Mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica. El Mesías es uno
solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo. Ninguno
puede prometer la resolución de conflictos, si no es a través de las crisis
saliendo hacia arriba”, aseguró.
Y agregó: “A veces noto que falta esa capacidad de gestionar
las crisis y de hacer aflorar la propia cultura. No tengamos miedo a que salgan
los verdaderos valores de un país. Las crisis son como voces que nos señalan
dónde hay que proceder. En cambio, los problemas que a veces están un poco
tapados o guardados, son como el flautista de Hamelin, que tocan la flauta, vos
creés que todo es flauta, vas allá y todos se ahoga. Yo le tengo mucho miedo a
los flautistas de Hamelin porque son encantadores. Si fueran de serpientes los
dejaría, pero son encantadores de gente… y las terminan ahogando. Gente que se
cree que de la crisis se sale bailando al son de la flauta, con redentores
hechos de un día para el otro”.
Además, Francisco opinó acerca del empleo y los
trabajadores. “Hay líderes políticos, en distintos países, que basan sus
promesas de campaña en acabar con los derechos conquistados. Cuando un
trabajador no tiene derechos o se lo contrata por poco tiempo para ir
cambiándolos y no pagar aportes, se lo convierte en esclavo y uno se transforma
en verdugo. Cuando se empieza a contratar en negro para no pagar los aportes y
negociar el futuro de esa gente a la esclavitud, ahí empieza a enfermarse el
trabajo. Y en vez de dar dignidad, el trabajo confiere esclavitud”, dijo en
diálogo con la periodista Bernarda Llorente.
Algunos otros temas destacados de la entrevista
La humanidad. “A la humanidad le falta protagonistas de
humanidad, que haga ver su protagonismo humano. A veces noto que falta esa
capacidad de gestionar las crisis y de hacer aflorar la propia cultura. No
tengamos miedo a que salgan los verdaderos valores de un país. Las crisis son
como voces que nos señalan dónde hay que proceder”.
La indiferencia. “Yo le tengo más miedo a la indiferencia,
porque es una especie de abulia cultural. Que pase esto, que pase aquello,
mientras el flautista sigue tocando y los pueblos, ahogándose. Las grandes
dictaduras nacen de una flauta, de una ilusión, de un encanto del momento. Y
después decimos: ‘Qué lástima, nos ahogamos todos’”.
La austeridad. “La austeridad en sí misma no existe. Existen
hombres y mujeres austeros. ¿Y qué es eso? Alguien que vive de su trabajo, que
tiene una cultura y la sabe expresar, y que sabe caminar adelante contagiando
austeridad. En la cultura de lo fácil, de la coima y de tantos escapismos es
muy difícil hablar de austeridad. Lo que unge a una persona de austeridad es su
trabajo, su compromiso, su ganarse el pan con el sudor de su frente”.
La explotación. “Lo que te unge digno es el trabajo. La
traición más grande a este camino de dignidad es la explotación. No de la
tierra para que produzca más, sino la explotación del trabajador. Explotar a la
gente es uno de los pecados más graves. Y explotarla para provecho propio.
Tengo datos sobre la explotación laboral en el mundo que son muy grandes. Y es
muy duro eso”.
El sentido del humor. “Desde hace más de cuarenta años, rezo
todos los días la oración para pedir el sentido del humor, de Santo Tomás Moro,
un grande. El sentido del humor humaniza. La gente que no tiene sentido del
humor es aburrida”.
La esperanza. “La esperanza es la virtud humilde, la de
todos los días, a la que le damos menos importancia. Siempre hablamos de la fe,
la caridad y el amor. Y la esperanza es la de la cocina, pero precisamente
porque es la de la cocina es la de todos los días. No solo no hay que perder la
esperanza, sino que hay que cultivarla. ¡Es tan fecunda la esperanza! Un poeta
la llamaba la virtud humilde. No podemos vivir sin esperanza. Si cortáramos las
pequeñas esperanzas de cada día, perderíamos la identidad. No nos damos cuenta
de que vivimos de ellas”.
¿Qué había dicho Milei del Papa?
Fue en septiembre pasado durante una entrevista con el
periodista norteamericano, Tucker Carlson, que viajó a la Argentina país para
entrevistar al candidato a presidente de La Libertad Avanza. Consultado por el
reportero sobre el sumo Pontífice, Javier Milei aseguró: “Francisco juega
políticamente, es un papa con fuerte injerencia política. Ha demostrado además
una fuerte afinidad con dictadores como Castro o como con Maduro. Es decir,
está del lado de dictaduras sangrientas”.
“Tiene afinidad por los comunistas asesinos -remarcó en esa
oportunidad el economista en relación con Francisco-. De hecho, no los condena
y es bastante condescendiente con ellos. También es condescendiente con la
dictadura venezolana. Es decir, él es condescendiente con todos los de
izquierda aun cuando sean verdaderos criminales. Eso es un problema”.
Y agregó: “(Francisco) es alguien que considera que la
justicia social es un elemento central de su visión y eso es muy complicado,
porque la justicia social es robarle el fruto de su trabajo a una persona y
dárselo a otra. Implica dos cosas: una es un robo y el problema es que el robo
está en contra de lo que señalan los diez mandamientos. Es decir, avalar la
justicia social es avalar el robo. Por lo tanto, es un problema y está violando
los diez mandamientos”.
Semanas después, el candidato a Presidente se retractó y le
pidió perdón públicamente, durante uno de los debates presidenciales. “Lo voy a
respetar como jefe de Estado y líder de la Iglesia”, aseguró durante el primer
debate en Santiago del Estero.
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