La Mesa Coordinadora de Trabajadores de Salto Grande ha
emitido un comunicado convocando a una asamblea binacional para el
próximo 6 de mayo. En este comunicado, los trabajadores expresan su
preocupación por los continuos atropellos cometidos por la Comisión Técnica
Mixta (CTM) y la situación crítica que enfrenta la empresa.
El comunicado enviado a 7Paginas, es firmado por el presidente Walter Méndez y el
secretario Sergio Benitez, destaca la lamentable gestión de las autoridades de la
CTM, que ha dejado a Salto Grande en una posición de extrema debilidad
económica. Los trabajadores denuncian la falta de firmeza en la exigencia de
los fondos necesarios para el proyecto hidroeléctrico y la precariedad
financiera que pone en riesgo la continuidad operativa de la empresa.
Además, el comunicado señala que la situación afecta tanto a
los activos de la empresa como al capital humano, con restricciones financieras
que limitan los planes de mantenimiento y operación, y con una política de
recursos humanos que vulnera los derechos de los trabajadores.
Los trabajadores también expresan su preocupación por la
falta de transparencia y rectitud en la gestión de la empresa, con decisiones
que favorecen a unos pocos y perjudican a la mayoría. Critican la duplicidad de
criterios entre los altos mandos de las delegaciones y la falta de diálogo
entre ellos.
En el comunicado, los trabajadores hacen un llamado a la
unidad para buscar nuevas alternativas y restaurar el orden institucional de
Salto Grande. Destacan que es responsabilidad de quienes dirigen el organismo
asegurar el buen funcionamiento de la empresa, y hasta ahora no han cumplido
con esa responsabilidad.
La asamblea binacional del próximo 6 de mayo será una
oportunidad para discutir estas preocupaciones y buscar soluciones que
garanticen el futuro de Salto Grande.
Comunicado textual:
«Estimados compañeros de trabajo,
Como sabrán, la Mesa Coordinadora de los Trabajadores de
Salto Grande ha convocado a una asamblea binacional, a realizarse el próximo 6
de mayo. La misma tiene el fin de señalar los atropellos que ha venido
cometiendo la CTM y buscar entre todos una salida del difícil momento por el
cual atraviesa nuestra empresa.
La reprochable gestión de quienes dirigen nuestro organismo
ha colocado a Salto Grande en una posición de extrema debilidad, sin saber cómo
posicionarla en su justo lugar de importancia estratégica y sin exigir con la
debida firmeza el flujo de fondos que el proyecto hidroeléctrico de Salto
Grande requiere y merece por parte de los gobiernos centrales.
La situación financiera que se deriva de esa mala gestión es
conocida por todos y pone en riesgo la continuidad operativa y de
funcionamiento de Salto Grande, incluso poniendo en duda el pago de los
salarios. Las restricciones financieras que limitan los planes de mantenimiento
y operación de los activos que soportan los procesos principales de generación
y transmisión representan un riesgo que una empresa de tanta importancia para
el sistema eléctrico interconectado de ambos países no debería asumir.
Pero no son únicamente estos activos de millones de dólares
los que están siendo desatendidos por quienes dirigen el rumbo de la empresa;
el capital humano, pilar fundamental para la viabilidad del proyecto Salto
Grande, ha sido continuamente vilipendiado.
Los trabajadores vemos totalmente cercenado nuestro derecho
a la carrera funcional y el progreso dentro de la estructura orgánica. Con
concursos que proscriben a propios, para beneficiar a extraños (extraños
para nosotros, pero muy conocidos, quizás, para quienes así
lo deciden), y designaciones a dedo de quienes son funcionales a una u otra
delegación, la persecución de aquellos que tienen como única camiseta la
camiseta de Salto Grande.
Mientras tanto, en la otra CTM, la de los amigos, no hay
restricciones de ningún tipo. Se duplican cargos, se otorgan retiros muy
beneficiosos, abundan las designaciones políticas y el nepotismo, se otorgan
corrimientos laterales previo a las desvinculaciones «amigas», para asegurar un
mejor pasar en sus nuevas vidas post Salto Grande. Todas decisiones que
parecerían de una empresa con «caja infinita».
Lo ocurrido con el comité de cumplimiento, creado por
exigencia del Banco Interamericano de Desarrollo, no es tan solo una perla más
del largo collar. Es a nuestro entender, la declaración final de guerra, por
parte de quienes dirigen el organismo, a la transparencia y rectitud. Y decimos
«final», porque debimos haber advertido la primera señal de poca transparencia,
tras el ocultamiento de las tablas salariales y las categorías del personal.
El incumplimiento del estatuto del personal, del manual de
compras y contrataciones, y de cualquier otra normativa existente ya son moneda
corriente. Los brazos ejecutores de estos atropellos están compuestos por
beneficiarios que responden sin cuestionamientos o por quienes temen alzar la
voz por el temor impuesto de un tiempo a esta parte.
Vemos también que la empresa, que supo ser binacional, se
maneja como dos empresas diferentes. Con altos mandos que casi no dialogan
entre ellos y que hacen o deshacen en función de su nacionalidad.
La creciente visión de las dos empresas distintas se vio
agravada por la pandemia y el ingreso de decenas de nuevos compañeros. A su
vez, muchos cargos altos fueron cubiertos con estos nuevos funcionarios que
desconocían totalmente las particularidades del organismo binacional.
En otro orden de cosas, tememos también por la continuidad
del Proyecto de Renovación, el cual se presenta como imprescindible para la
continuidad operativa y el reemplazo de activos que llegan al fin de su vida
útil.
Es por todo esto que creemos que llegó el momento de dejar
de ser sumisos. Fuimos traicionados una y otra vez por delegaciones que nos
llenaron de promesas y no han hecho más que incumplirlas. Es por esto que los
invitamos a discutir nuevas alternativas para transitar juntos el camino de la
restauración del orden institucional de Salto Grande.
Entre todos podemos recordarle a quienes dirigen el
organismo que la confianza y responsabilidad que los gobiernos depositaron en
ellos no es un cheque en blanco. Su función es asegurar el buen funcionamiento
de Salto Grande; hasta ahora, no han dado la talla.»
Walter Méndez. Presidente.
Sergio Benitez. Secretario.
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