Por falta de fondos nacionales cerró el comedor de la Gruta de Lourdes: la cruda realidad que expone el padre Petelín
No es la primera vez que el sacerdote Daniel Petelín visibiliza las situaciones de vulnerabilidad del entorno donde trabaja, en este caso, en la ciudad de Concordia. En otras oportunidades y otras gestiones de gobierno, también alzó la voz cuando no tuvo los medios para sostener la ayuda a los más necesitados.
Esta vez, Petelín habló del cierre del comedor Gruta de
Lourdes, por falta de financiamiento del programa nacional de comedores
comunitarios.
“Dependemos de la Nación pero aquí en Concordia hay una sede
de Desarrollo Social de la Nación. No sé hasta donde son capaces de empujar.
Teníamos un comedor funcionando de lunes a viernes donde se le da de comer a
400 personas, en el almuerzo. Como no teníamos desembolso, no pudimos abrir”,
explicó.
“Estamos tratando ahora de darles aunque sea una merienda.
Es bastante difícil la situación. La
gente no necesita tanto explicaciones sino un plato de comida”, apuntó.
“Hemos pedido a la municipalidad un poco de leche para salir al cruce de las
necesidades”, agregó.
En tanto, los sábados sostienen el comedor pero con
financiamiento que procede “un poco de la municipalidad y la gran mayoría de la
comunidad. Casi 1200 vinieron el sábado pasado. Además, se llevaron una bolsita
de alimento por familia”.
También sobre el comedor de los días sábados, el cura
comentó que “cuando cobran los planes o subsidios disminuye a 900 personas. Lo
ideal es que no vinieran. Es doloroso tener que depender del comedor
comunitario”, dijo el religioso con raíces en la zona.
Petelín reconoció que no es la primera vez que atraviesan
por una situación como ésta en el comedor “Nos ha tocado atravesar situaciones
anteriormente, también con el otro gobierno. Hace un tiempo también tuvimos que
cerrar una semana”, aclaró.
Contó, además, que se realizan controles periódicos desde el
Ministerio de Desarrollo Social “(…) vienen y observan cómo se trabaja, el
depósito, la higiene, controlan las rendiciones. Somos controlados”.
Por último, el sacerdote habló de la impotencia que genera
tener que cerrar un comedor “por la mala administración, mala organización
frente a la necesidad sobre todo de los más vulnerables. Sabemos que la
situación económica está difícil para todos, incluso para los que tienen su
sueldo. Seguimos orando y pedimos al señor que se abran las puertas y podamos
seguir ayudando. Es muy doloroso ver a la gente con hambre”, sentenció por
último.
Radio Chajari
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