"Se reunieron como grandes oligarcas, en penumbras y a espaldas del Pueblo que sufre", Por Rubén Bonelli
Recuerdo que una vez, un entrañable amigo que padeció años de cárcel en la última dictadura, me decía, “Nunca dejes que los sinsabores y las injusticias vivan dentro. Hay que sacarlas afuera en forma verbal o escrita y si es necesario a los gritos. Canalizar las broncas para que no queden dentro de uno. Porque eso, tarde o temprano estalla en nuestras mentes y cuerpos”.
Haciendo honor a esa premisa, es que me atrevo a señalar y
tomar posición respecto a una noticia que se conoció durante las últimas horas.
Nos enteramos que la ciudad de Gualeguaychú fue el lugar de
un cónclave cuasi secreto de algunos dirigentes, en su mayoría derrotados en
las últimas elecciones, pero algunos con continuismo en el Estado. Entre ellos
estaban el ex gobernador Gustavo Bordet, Juan José Bahillo, Eduardo Lauritto,
Rosario Romero, el ex Vicegobernador Adán Bahl, el ex diputado, Emilio Martínez
Garbino, el ex vicegobernador, Pedro Guastavino, el concejal de Concordia,
Pablo Bovino, entre otros. Todos ellos convocados por Guillermo Mitchel, ex
titular de Aduanas, de quien se dice, tiene grandes aspiraciones para suceder a
Rogelio Frigerio, aunque por ahora es un triste desconocido a nivel provincial
y sobre todo en Concordia.
Estos tipos de reuniones marcan totalmente el divorcio que
existe entre esta clase política y los padeceres que vive el Pueblo en general
y lo que queda de la militancia peronista en particular. Se han constituído en
una rara especie de oligarquía, en donde los tertuliantes hablan de
trayectorias pasadas, que son años acumulados en los poderes del Estado, en donde
manejaron los destinos de miles de personas, acomodando amigos y haciendo
pingües negocios, no solo económicamente, sino colocando personas allegadas en
lugares claves de los otros poderes.
No se conoció que al menos uno de ellos se haya levantado al
ver tremendo personaje como Miguel Angel Pichetto. Traidor con todas las letras
y en mayúsculas al peronismo. A nadie al parecer se le revolvió las tripas.
Pero tampoco hay que ser un avezado para saber que entre bueyes no hay
cornadas. Porque donde hay comercio, no hay guerra. Y hablando de comercio y
negocios, allí en esa lógica, no entran los compañeros, no entra la militancia
que, para esta nueva clase dirigente rentística y parasitaria, son instrumentos
en épocas electorales.
Una de las consignas fue “no hablar mal de nadie”. Claro, no
vaya a ser cosa que se enoje Frigerio y los eche con esos tipos de reuniones
fuera de la provincia. De todo esto se interpreta, que estos muchachos que se
reúnen a escondidas, más allá de que son expertos en diagnósticos y números,
que vaticinan un cambio dentro de poco tiempo, lo único que los mueve es que
pueden pescar en este río que se vuelve cada día más turbulento.
Por lo pronto, en esta orejeada, se le está viendo la pata a
la sota. Por un lado, este grupete selecto de dirigentes y gerentes de la
derrota, seguirán por mientras agazapados para dar el salto cuando las
condiciones les sean favorables. En lo inmediato hay promesas. Como dijo
Bordet, “Volveré a Concordia”. Aunque no se sabe si por unos días o a pescar. Por
lo pronto hay que reconocerle ciertas habilidades. El manejo del Partido
Justicialista a través de Cáceres, la de proyectar la imagen de Mitchel a nivel
provincial y la de posicionar la figura de Pablo Bovino a nivel local.
Rubén Bonelli (Movimiento Peronista Auténtico)
Nota de opinión consignada a 7Paginas
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