Los rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa ya están detenidos en el penal de Dolores
Fueron trasladados, durante la madrugada, desde la Comisaría
1ª de Pinamar en medio de un fuerte operativo. Los jóvenes imputados por el
crimen permanecerán aislados de otros presos en una celda hasta que se les
dicte la prisión preventiva
Pasadas las 5.30 de la mañana, los rugbiers acusados de
matar a Fernando Báez Sosa llegaron al penal de Dolores. En la madrugada
pasadas las 3.30, los diez jóvenes abandonaron la Comisaría 1ª de Pinamar en un
móvil de la Unidad de Traslado delegación Quilmes, custodiado por camionetas y
motos de la Policía de la provincia de Buenos Aires, para ser dirigidos a la
cárcel ubicada a más de 200 kilómetros. Permanecerán aislados de otros presos
en una celda de la alcaidía hasta que se les dicte la prisión preventiva.
Según fuentes cercanas a la causa, la hora del traslado se
debió a que en verano se realizan de madrugada para evitar el tráfico de
turistas en la ruta. El trayecto duró cerca de dos horas. También informaron
que los rugbiers no fueron enviados el martes a Dolores tras el fin de las
ruedas de reconocimiento, ya que el móvil de la cárcel estuvo destinado a mover
presos a juzgados de Mar del Tuyú. La información sobre el movimiento fue
conservada con hermetismo por fuentes alrededor del caso, posiblemente para
evitar una acumulación de periodistas en las puertas de la cárcel con 875
detenidos.
Los rugbiers permanecerán juntos en una celda de alcaidía
ubicada en la planta alta de la cárcel, entre los pabellones 9 y 10, poblados
por presos evangélicos, en una sala con camas cucheta y un solo inodoro. No
tendrán contacto con ningún otro detenido, para evitar cualquier tipo de roces.
Sucede que en el ambiente de los presos, el delito del que se los acusa, matar
a patadas a un joven en manada, es considerado despreciable, por lo que una
agresión es posible.
Serán vigilados a través de una pequeña ventana en la celda,
bajo responsabilidad de un jefe penitenciario. Si tienen que moverse dentro del
penal se les asignará seguridad extra, apuntan fuentes cercanas a su encierro.
Los rugbiers presos recibirán sus visitas un día a la semana
en particular, el mismo para todos los otros presos de la cárcel, en el sector
de Escuela. Sin embargo, los diez jóvenes de Zárate no permanecerán allí mucho
tiempo. Seguirán presos en Dolores, aseguran las mismas fuentes, hasta que se
firme el pedido de prisión preventiva en su contra. Entonces serán trasladados
a otro penal, posiblemente la Unidad Nº57 de Campana, un establecimiento
carcelario inaugurado el año pasado para jóvenes de 18 a 21 con acusaciones de
robo o en su primera condena.
Mientras tanto, la fiscal Verónica Zamboni robustece su
investigación con pedidos de prueba para el eventual pedido de prisión
preventiva: además de fuertes declaraciones de testigos y los resultados de las
ruedas, hay pericias a los teléfonos de los acusados a cargo de la Policía
Federal, con al menos cinco aparatos que ya fueron desbloqueados luego de que
los diez rugbiers se negaran a dar sus contraseñas.
El peritaje se realiza mediante el UFED (Universal Forensic
Extraction Device), un dispositivo que sirve para extraer y decodificar la
información de la gran mayoría de teléfonos del mercado. Analizar cada teléfono
demora una jornada, por lo que desde la PFA estimaron que el trabajo podría
extenderse hasta el jueves o viernes.
La investigación continúa mientras se esperan también
análisis de la ropa de los imputados y la prueba scopométrica a la zapatilla
ensangrentada que se encontró en la casa que ocupaban en el barrio Pinar del
Norte en Villa Gesell.
Tras concretar la última de las cuatro jornadas de rueda de
reconocimiento, en total fueron identificados nueve de los once acusados.
Producto de los tres primeros procedimientos, habían sido señalados siete
rugbiers: Maximiliano Thomsen (20) y Enzo Comelli (19) habían sido señalados
como autor material y partícipe necesario del crimen, respectivamente, y son
los más complicados. Pero este martes fueron identificados otros dos, que hasta
el momento no habían sido señalados.
Los testigos que participaron en la última rueda de
reconocimiento ubicaron a Juan Pedro Guarino (19) y a Blas Cinalli (18) en el
lugar el día del ataque. Según su aporte en la causa, Cinalli le pegó a Báez
Sosa antes de que cayera al piso y quedara inconsciente. Además el testimonio
contradice la versión de la madre de Guarino, que sostuvo días atrás que su
hijo “no estaba en el lugar de los hechos”.
Los rugbiers detenidos son Luciano Pertossi, Ayrton Viollaz,
Matías Benicelli, Alejo Milanesi, Blas Cinalli, Juan Pedro Guarino, Maximiliano
Thomsen, Enzo Comelli, Ciro Pertossi y Lucas Pertossi. Todos ellos están
acusados por la fiscal del caso, Verónica Zamboni, por el delito de “homicidio
agravado por el concurso premeditado de dos o más personas”, por el cual
podrían recibir una pena de prisión perpetua.
El undécimo joven que tuvo que someterse a las ruedas de
reconocimiento es el remero Pablo Ventura -falsamente acusado por los
rugibers-, quien estuvo detenido cuatro días hasta que fue liberado por la
Justicia -por falta de mérito- tras determinar que no se hallaba en Gesell en
el momento en que ocurrió el crimen. Ningún testigo señaló a Ventura como
integrante de la patota. Su abogado, Jorge Santoro, presentó el pedido de
sobreseimiento, mientras evalúa denunciar a los detenidos “por daños y
perjuicios por afectación a la dignidad”.
Además de Ventura, Alejo Milanesi (20) no fue reconocido por
ningún testigo en ninguna de las cuatro ruedas de reconocimiento. Según
revelaron fuentes cercanas a la investigación, el rol que tuvo aquella noche
sigue siendo una incógnita. No obstante, sigue imputado.
En tanto, el lunes fueron identificados tres de los once
jóvenes: Luciano Pertossi (18), Ayrton Viollaz (20) y Matías Benicelli (20). A
Pertossi, dos testigos lo señalaron como la persona que vieron aplicarle puñetazos
a Fernando a la salida del boliche, mientras que a Viollaz también dos testigos
lo identificaron como quien “arengaba” a los agresores en la vía pública. En
tanto, a Benicelli un solo testigo lo señaló como parte del grupo, pero no
especificó un rol específico en la golpiza. Sin embargo, la semana pasada en
otras ruedas de reconocimiento fue marcado también como arengador y por evitar
que otros intercedan a defender a la víctima.
Días atrás, otros dos testigos apuntaron a Ciro Pertossi
(19) junto a su hermano Luciano como dos de los que golpearon a uno de los
amigos de Báez Sosa, lo cual los coloca como partícipes necesarios al impedir
que ese amigo pudiera asistir a la víctima. Por su parte, el primo de los
hermanos Pertossi, Lucas, también fue reconocido por atacar a Fernando.
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