“Del reclamo humanitario a la apología del Ladrón”, por Gabriel Medina
El Pensamiento penal abolicionista aprovechó la pandemia de
coronavirus para volver a la carga. No se trata de resolver el hacinamiento,
mejorar las condiciones de salubridad de las cárceles y evitar abusos, sino de
deslegitimar la idea misma del encierro y asumir la defensa del que delinque.
Recordemos la célebre cita de Michel Foucault en su libro,
biblia del garantismo, Vigilar y castigar (1985): “A los que roban, se los
encarcela; a los que violan, se los encarcela; a los que matan, también. ¿De
dónde viene esta extraña práctica (sic) y el curioso proyecto de encerrar para
corregir?”.
Toda la compasión es para el delincuente, a la vez que se
pasa por alto la larga lista de delitos aberrantes cometidos en los últimos años
en la Argentina por delincuentes en regímenes de libertad morigerada.
Si verdaderamente hay presos en condiciones de ser
excarcelados -porque ya cumplieron el porcentaje de pena fijado para ser
beneficiarios de salidas transitorias o prisión condicional, o porque llevan
encarcelados sin condena más tiempo del que fija la ley- que se actúe en
consecuencia. Pero fogonear el tema con declaraciones alarmistas es
irresponsable. Como diría un amigo “la verdad nos hará libres”. GM
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