“Ni Democracia ni Comunismo: Sentido común”, por Luis Edgardo Jakimchuk
El actual proceso político argentino transita todo el tiempo
con “interpretaciones”, que van del autoritarismo a la moderación; de lo
público a lo privado; de la política a la ideología; de la soberanía nacional a
la sanción a oligarcas; del Estado malo y confiscador a privados buenos y
laboriosos; simbiosis sí, simbiosis no; de libertad ambulatoria a cuarentena
estricta; de gobierna Cristina a gobierna Fernández.
El hecho que las
interpretaciones se pueda escuchar o ver, es saludable, porque sin ellas sería
muy difícil vivir en comunidad. Siempre es necesario que todos los ciudadanos
participen de las premisas y de las estructuras que les dan sustento a esas
interpretaciones, porque son las que organizan el sistema de ideas que
orientará el sentido de las políticas públicas.
No hay ninguna zona de la realidad, ninguna dinámica de la
vida pública que no pueda ser modelada por las interpretaciones.
Estamos en tiempos de definiciones en muchos aspectos sobre
la convivencia en un futuro indescifrable. Si bien es cierto que la política
vive el presente, pero no puede hacerlo sin un marco interpretativo de orden
ideológico.
Los cuatro años de gobierno de la derecha reaccionaria,
corrupta y retrógrada les quitan autoridad a los ex funcionarios para hacer
planteos económicos, sociales y políticos. Saben que un proyecto transformador
no puede ni debe instalarse y salen con sus predicciones ideológicas, negocios,
fobia, odio de clase, y bandera-cacerola que caracterizan su actitud
cognoscitiva.
Para ello, cuenta más que nunca con sus aliados aleatorios:
los medios desestabilizadores de comunicación cartelizados, que se encargaron
de poner en el centro de la agenda informativa a la cuarentena como terreno de
disputa, la “venganza del kichnerismo” contra los periodistas y al conglomerado
Vicentin a la interpretación ideológica, disparando un algoritmo mediático
donde el gobierno del Frente para Todos es filo chavista, comunista y otras
yerbas más.
La hiperideologización de este sector es impresionante. Su
hostilidad a todo lo público y lo estatal no se observa en ningún otro lugar.
Lamentablemente la significación de la realidad está en la percepción e
interpretación de estos “pirinchos”, guardianes pretorianos del peor gobierno
elegido por la gente. Toda iniciativa del gobierno lo llevan al terreno de una
realidad invertida.
El sentido común en termino de comunicación política, opera
como un puente discursivo. Construye la idea sobre la forma de verlo,
comprenderlo, explicarlo, valorarlo y actuar sobre él. La percepción, la
interpretación es el punto de partida del sentido común.
Da mucha bronca ver que el sentido común está en retirada en
la realidad argentina. Los grupos concentrados tanto económicos como mediáticos
echan mano a la distorsión funcional a sus intereses con un abanico
interpretativo manipulado y distorsionado. Lo apreciamos en el banderazo a
favor de delincuentes económicos como es Vicentin y no como en “defensa de la
propiedad”.
Y esto se debe a que la derecha cuenta a su favor con una
ininterrumpida despolitización y desinformación de grandes sectores de la
sociedad y resignificada en esta crisis; y la significación de la realidad está
en la construcción de discursos, tanto los apologetas impresentables que
vendieron sus almas a la acumulación ilimitada de sinvergüenzas macristas, como
Patricia Bullrich, Cornejo, Pichetto, Iglesia y periodistas operadores
económicos como Lanata, Longobardi, Majul, Pagni , Berensztein, Bonelli, Leuco
o por el presidente del Comité de ética de la Academia Nacional de Periodismo,
Daniel Santoro, funcionales claramente a los proyectos de saqueadores
neoliberales. La realidad tiene muy poco que ver con la manera de interpretarla
de estos tipos.
Un par de datos a tener en cuenta y ver la verdad rechazada
y degradada por la idea de la derecha imperante: Controlar las maniobras de
triangulaciones del grupo agroexportador Vicentin, deuda externa, el
funcionamiento de la justicia, la fuga de capitales, el espionaje ilegal que
alcanzó niveles nunca visto en gobiernos elegido por la gente, el vínculo
promiscuo entre periodistas y el armado de causas por parte de la AFI, y que
involucra a su vez a altos funcionarios de la Casa Rosada y al ex presidente,
es de “contenido ideologico populista”.
Es evidente que quieren imponer cansancio en la gente y
formar un imaginario colectivo de autoritarismo, una sensación de caos e
ingobernabilidad, es más diría buscan la violencia política.
La coalición de gobierno no debe minimizar este escenario
político, social y mediático hostil. El espacio público está dominado por los
medios y periodistas operadores de derecha y dirigente y economistas
reaccionarios ortodoxos con críticas rabiosas que taladran la cabeza de la
gente que está abrumada de hechos negativos.
Muchos reconocen que probablemente seguiremos inmerso en
graves problemas económicos y sociales. Reconstruir el Estado en sus
capacidades de intervención, de regulación, de captación de recursos y de
adecuada canalización de los mismos hacia fines sociales y productivos será una
tarea imperiosa que tiene el gobierno. Afrontar este complejo escenario que se
aproxima tendrá la resistencia de amplios sectores. El gobierno de coalición peronista debe
encontrar dispositivos que tengan la capacidad de operar sobre la realidad y el
“sentido común”, además de posibilitar un escenario de consensos sobre reglas y
objetivos.
Y, para terminar, utilizo la conocida metáfora de Antonio
Gramsci, “lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer”. El
resultado de este ínterin, como lo recordaba el teórico italiano, ha sido la
aparición de una serie de fenómenos aberrantes que expresan con su sola
presencia la naturaleza altamente conflictiva y por momentos bárbara de esta coyuntura.
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