Cuarentena: El turismo después de un año para el olvido


El temor por las consecuencias del cierre total de gran parte de las actividades económicas comenzó hace un año con la esperanza que no fuera prolongado.

Nadie sabía a ciencia cierta a que se enfrentaba el mundo cuando el Presidente Alberto Fernández decretó el inicio de la cuarentena, una las cuarentenas más largas de la región. El turismo y el entretenimiento no estaban dentro de las actividades esenciales, y la paralización de este sector fue absoluta desde el inicio.

El turismo fue la primera actividad afectada por la pandemia debido a su relación directa con la prohibición del traslado y la circulación de personas fuera de su residencia habitual, y sería una de las últimas en reactivarse, por lo que colocó a todos sus actores en una situación de enorme desventaja respecto de aquellos pertenecientes a otras actividades.

La realidad entrerriana era el reflejo de una situación que se repetía en todas las provincias argentinas. Con la paralización del turismo miles de puestos de trabajo quedaron fuera de actividad. Pero no hubo dudas sobre el camino a seguir. Cualquier medida contraria suponía arriesgar a la población a contagios masivos y sumar muertes en toda la provincia.

Las playas, las termas, los lugares históricos, los casinos, los hoteles, los restaurantes, los boliches, los centros de convenciones, los salones de fiesta, todos quedaron a oscuras, vacíos y sin ninguna perspectiva de apertura en el corto plazo. Detrás de cada uno de estos lugares hubo familias hundidas en la incertidumbre, empleados paralizados porque no sabían hacer otra cosa, emprendedores que habían puesto todos sus ahorros en inversiones que ahora tenían sus puertas cerradas.

La Semana Santa del año 2019 quedó borrada para siempre de la agenda de todos los actores del sector turístico, y el gobierno provincial daba a conocer un paquete de medidas de beneficios impositivos y de estímulos crediticios que buscaban aliviar la situación de los sectores más afectados por la pandemia del coronavirus. Se dispusieron prórrogas de impuestos, financiamiento y suspensión de ejecuciones.

Los complejos termales, una de las joyas del sector turístico entrerriano, estaban mudos y vacíos.

La curva de contagios no bajaba, y la provincia había completado un cierre total de sus accesos tratando de blindar sus fronteras al Covid-19.

Se gestaron protestas desde los ámbitos más golpeados. Hosterías y hoteles sacaban las camas afuera para mostrar que su situación era insostenible. Cafés y comedores sacaban sus mesas. El virus no se detenía.

A fines de mayo se autorizaron las primeras aperturas de hoteles y locales gastronómicos. Pero todo para consumo interno, ya que el transporte interprovincial continuaba vedado.

Las vacaciones de invierno continuaron el calvario de gran parte del sector pese a las aperturas parciales que ya habían comenzado para diversas actividades.

En el mes de agosto el Gobierno Provincial emitió el decreto por el cual se reglamentaba la Ley 10.805 que declaraba la Emergencia del sector Turístico en la provincia otorgando beneficios en la emergencia epidemiológica.

Pasaron feriados, fines de semana largos y extra largos. Aquellos días que siempre significaron un nuevo aliento para el sector, transcurrieron en el ostracismo total.

Se suspendieron los carnavales, no hubo fiestas provinciales ni nacionales.

Recién el 4 de diciembre, casi 9 meses después del cierre total de la actividad, Entre Ríos volvió a habilitar el turismo para visitantes de otras provincias.

De forma progresiva, bajo protocolos estrictos inicialmente, más laxos con el transcurrir de las semanas, el sector turístico comenzó a recuperar algo del impulso perdido. Finalmente, el verano estalló en la provincia, y la curva de contagios no se vio alterada por este motivo.

La provincia se volvió a ubicar entre los destinos más elegidos por los turistas durante el verano y el gobierno prorrogó por 90 días más, a partir del 1 de enero de 2021, los beneficios otorgados por la Ley de Emergencia al sector Turístico entrerriano.

Las consecuencias del 2020 no serán fáciles de enmendar, pero el 2021 ha emergido en el horizonte con una luz de esperanza, buscando una nueva normalidad que permita conservar a la industria del turismo como uno de los principales motores de la economía entrerriana

UNO

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