Entre la apatía y la participación
Con la unidad como principal capital y un proceso de reactivación económica como bandera, el Frente de Todos cerró en Tecnópolis una campaña atípica, condicionada por los protocolos que impuso la pandemia y el descontento que atraviesa a la sociedad, a un año y medio de la llegada del virus.
La recuperación económica, el empleo y el reconocimiento de
“dos modelos distintos de país” fueron los principales ejes del oficialismo. La
coalición de gobierno luce ordenada y subida a la épica de la recuperación.
Desordenada tras el affaire del cumpleaños en Olivos, volvió a encarrilarse
sobre el final. Los discursos exacerbaron las diferencias con el macrismo a
partir de la contraposición de dos modelos diferentes de país. Un reflejo de la
campaña que pudo ser. "Dijimos el año pasado que llegábamos con unidad,
vacunas y recuperación económica y lo conseguimos", apuntaban los
principales dirigentes del oficialismo.
“Les pido que estemos todos más convencidos que nunca. La
historia nos sometió al peor de los exámenes, vamos a superarlo con el apoyo de
nuestro pueblo. Que no nos convenzan del derrotismo que quieren imponernos.
Somos un país y una sociedad maravillosa, se ha levantado una y mil veces, pongámonos
de pie para vivir la vida que queremos”, sostuvo el presidente en la última
parte de su discurso.
En el gobierno están convencidos que en provincia de Buenos
Aires podrán finalmente mostrar un triunfo en una legislativa intermedia, por
primera vez en 16 años. Con dos pandemias (la amarilla y la del Covid) la
mochila es pesada y el triunfo se valorará doble. Con más de 12 millones de
electores que representan casi el 38 % del padrón nacional se explica la
importancia de ganar “la provincia”. Es muy posible que el oficialismo
peronista/kirchnerista sume varias otras y en la sumatoria salga airoso. No es
poco. Después, vendrá el tiempo de los debates internos y, en todo caso, de la
capitalización del posible éxito. La foto del FdT como "un equipo", unido
pese a los sobresaltos, es la carta más valiosa.
En el acto de cierre, CFK volvió a demostrar por qué es la
principal referencia del espacio. Su discurso atrapa la atención de propios y
extraños. Sin metáforas rebuscadas ni medias tintas, expone la política en
estado puro. Quien la escucha siente y entiende que lo que dice expresa e
interpreta los temas que condicionan para bien o para mal su vida. Así, puso
sobre la mesa nuevamente las discusiones que vendrán en torno al crecimiento y
anticipó la convocatoria a la oposición para debatir “de cara a la sociedad”.
“Esto más que cierre de campaña tiene que ser una apertura de debates”,
sostuvo. Reclamó poder discutir sin agravios y reconoció que el pueblo
argentino necesita responsabilidad institucional, pero no solamente de los que
gobiernan: también de la oposición, de los medios de comunicación, de los
sindicatos, de los empresarios. “Esta es la discusión que estamos dispuestos a
dar de cara a la gente, a la historia, y a nuestras ideas, de las cuales estamos
muy orgullosos", dijo la vicepresidenta. Está muy bien el planteo. No hay
ningún país desarrollado que lo haya logrado sin antes construir acuerdos
estratégicos. Pero para bailar hacen falta dos y pensar en esos acuerdos con
esta oposición, es Argentina año verde, aquel sketch cómico de TV en el que en
nuestro país se cumplían las leyes y los acuerdos a rajatabla, todo era
eficiente y perfecto. Un país utópico reflejado por esta frase, que quedó en la
cultura popular como sinónimo de lo opuesto a lo que en realidad ocurría.
Fernández defendió la gestión del Gobierno, renovó la
promesa de “convertir los planes sociales en empleo” y les habló especialmente
a los jóvenes, a los que votaron al FdT en 2019 “y hoy dudan”.
El acto reflejó el clima de “apatía” que todas las
consultoras perciben en la sociedad. Desconectada del proceso electoral,
golpeada por la pandemia y la crisis económica, uno de los tantos reflejos se
puede traducir en una baja de asistencia a participar del acto electoral de
hoy. Es un fenómeno que ya se vio en las elecciones provinciales que se
celebraron este año.
El regreso menos esperado
Las últimas dos declaraciones de Macri: “Para ganar plata
hay que evadir impuestos” y la proclama cuasigolpista de que “cambian o se
van”, pueden tener dos interpretaciones. Son el resultado de las mismas
limitaciones verbales que siempre tuvo Macri o de la influencia que viene
teniendo en la campaña del PRO el crecimiento en intención de votos de Milei.
Miguel Ángel Pichetto, más dotado de recursos orales, dijo que “evadir
impuestos” era una metáfora y Mario Negri aclaró que Mauricio “no dijo que se
tienen que ir antes, sino que si siguen así no podrán ganar en 2023”. Los
errores en política siempre admiten una interpretación benévola. De todas
maneras, parece más ajustada la que en 2016 hizo el Master Inspirador de la
Universidad de Oxford, Diego Armando Maradona, cuando describió las
dificultades intelectuales del entonces presidente.
Maradona dijo que "Macri no sabe leer" y es
Presidente de la Nación
Dos liderazgos nonatos (o por nacer)
Alberto Fernández y Rodríguez Larreta propusieron un acuerdo
político entre las dos coaliciones partidarias, después de los comicios de
noviembre. Se trata de un discurso electoral que se puede transformar en un
hecho posible, empujado por la apatía institucional y la situación económica y
social.
El presidente y el intendente porteño deberán lidiar con
otro dilema político. Las elecciones dejarán su marca y habrá poco espacio para
encontrar un escenario común de negociación entre el Frente de Todos y Juntos
por el Cambio.
Alberto Fernández deberá desarrollar una reingeniería de su
gabinete -afín a los resultados de los comicios- y a las necesidades de
relanzar la gestión. El presidente tiene dos años de mandato, pero apenas 6
meses para demostrar que es posible. El desafío de Rodríguez Larreta es
distinto. Debe terminar de jubilarlo a Macri y resolver las contradicciones de
la coalición que pretende liderar.
Dar el paso
Facundo Manes es la esperanza del radicalismo que quiere
dejar atrás su tiempo de furgón de cola. Rodeado de los más encumbrados
dirigentes nacionales, el neurólogo manifestó: “Somos la mejor opción para
ganarle al kirchnerismo en noviembre”. Habló de su eje rector de campaña, la
“revolución del conocimiento” y del “despertar ético” por el que exaltó en su haber
el hecho de no tener historial político: “¿De qué experiencia nos hablan los
que ya tuvieron la oportunidad de gobernar? ¿La experiencia que nos llevó a
esta decadencia crónica?”, dijo, para puntualizar: “A la Argentina no alcanza
con administrarla, hay que inspirarla”. Así, cerró: “Esta es la lucha de
nuestras vidas. Y vamos a estar hasta el final”. Su propuesta está acompañada
por Margarita Stolbizer y los filoperonistas Joaquín De la Torre y Emilio
Monzó. Humo, pero por ahora alcanza para mantener viva una esperanza en el
centenario partido, que viene siendo vapuleado desde hace años.
¿La rebeldía se volvió de derecha?
El candidato libertario, Javier Milei, replica las técnicas
de comunicación probadas con éxito por Vox en España, Trump en Estados Unidos y
Bolsonaro en Brasil: la muletilla la “casta política” de Vox de España.
Ejemplo, post de agosto de 2014: “El problema base es de casta política”.
Hacerse famoso inicialmente en los programas de TV de la tarde y no en los de
política, tomado de la campaña de Bolsonaro en Brasil, quien no fue a ninguno
de los debates con los demás candidatos y recorrió los programas populares de
la tarde. Anticomunismo zombi, llamando “comunistas” (cuando casi ya no quedan
en el mundo) a los demás políticos, de Bolsonaro contra Dilma Rousseff,
recientemente Isabel Díaz Ayuso del PP, quien ganó en Madrid con el lema
“comunismo o libertad”, y en la última elección en Estados Unidos, Trump llamó
comunista a la actual vicepresidenta, Kamala Harris, y antes a los integrantes
del ala progresista del Partido Demócrata.
Las derechas alternativas, que “interpelan con otras
estéticas a los votantes”, dentro del cual podría haberse incluido al Macri de
2015, de Jaime Duran Barba, pero la existencia de Marcos Peña como traductor,
adaptador y álter ego de Macri en la comunicación de ese entonces, filtró el
discurso reaccionario del PRO, alejándose de cualquier connotación noventista
en economía o tolerante con la dictadura en política”, dice el politólogo Pablo
Stefanoni.
Jaime Duran Barba provocaba diciendo que “Macri era de
izquierda”. Eso hoy está más representado por Rodríguez Larreta y María Eugenia
Vidal, pero aun así, la ex gobernadora bonaerense tuvo que correr su discurso
hacia la derecha, acercándose a las posiciones de Patricia Bullrich, quien la
cruzó diciendo que hubiera sacado más votos que ella y compite en exabruptos
con Milei.
El oficioso Larreta, para evitar fugas por derecha, presentó
la precandidatura de Ricardo López Murphy. El resultado de la jugada podrá ser
evaluada a la luz de los resultados de esta noche. Las encuestadoras
contratadas por el gobierno de la Ciudad le dan más puntos al bulldog que al
libertario. Ver para creer. Mientras tanto, el Frente de Todos se muestra
confiado en superar la marca de 32 puntos que alcanzó Matían Lammens cuando
disputó la Intendencia. Leandro Santoro es bastante más que cualquiera de los
candidatos Nac&Pop que intentaron suerte en la esquiva Capital Federal,
desde 2003 a la fecha.
Entre los ríos
Las legislativas intermedias son un estigma pocas veces
resueltas de manera virtuosa por el peronismo gobernante en la provincia. La
última vez que ganó una fue en 2013, al calor del tan vapuleado, pero aún
insuperado, como jugada política, Sueño Entrerriano. La primaria de hoy no será
la excepción. En esta provincia la pandemia también golpeó fuerte las
expectativas de todos los sectores. Los que tienen casi nada fueron sometidos a
sufrimientos indecibles. Atenuados sí, por medidas de un Estado que
porfiadamente quiere volver a estar presente. Igualmente, como sostuvimos
reiteradamente, la fuerte caída en la imagen presidencial impacta también
fuerte en una provincia en la que la elección se nacionaliza a full.
Sabedor de ello el principal candidato de la oposición
trajinó estudios de tv, redacciones de radio y habrá pagado más de un café con
opinaitors que desde los medios y con pauta porteña, le sacan lustre a su
imagen. Inteligentemente ha logrado hasta ahora relativizar su rol, nada menos
que de ministro del interior de Macri. Y el oficialismo también hasta ahora se
lo viene perdonando. No así los correligionarios que militan la lista
encabezada por su competidor interno, el actual presidente municipal de Chajarí,
Pedro Galimberti. En el acto de cierre realizado en el Echagüe se vio lo que
hace mucho tiempo no se veía, un radicalismo con ganas de liderar. “Venimos por
el campeonato, no a buscar los puntos para salvarnos del descenso”, dijo
Galimberti, y pidió “no confundirse con el fenómeno de la Capital Federal”,
porque “para ser entrerriano no alcanza únicamente con el papelito del Registro
Civil, hay que vivir como tal, sufriendo, pagando los impuestos, con nuestras
familias en nuestros lugares y recorriendo y conociendo la idiosincrasia de los
hombres y mujeres de nuestra provincia”. El intendente de Crespo, Darío
Schneider espetó: “Basta de los armados hechos en Puerto Madero”, para luego
remarcar: “Si queremos resultados diferentes, hay que hacer las cosas diferentes”.
La competencia interna revitalizó el espacio que había
quedado alicaído después de perder por paliza en 2019 con Bordet, y ser
desalojado de la Casa Rosada por Alberto y Cristina. De todas maneras, habrá
que ver si las diferencias quedan saldadas como para poder encolumnar todo el
caudal de quien pierda, detrás de quien gane.
Así y todo, el oficialismo provincial encaró está elección
de forma distinta a la de 2017, donde sufrió una derrota de 15 puntos. Logró
una lista de unidad, el gobernador puso el cuerpo (y su imagen) desde el
comienzo de la campaña, y a diferencia de 2019 las boletas llegaron con
suficiente antelación para ser distribuidas sin inconvenientes. Los candidatos
recorrieron y llevaron el mensaje del Frente de Todos a todos los rincones y
ámbitos de la provincia, y sobre todo movilizaron la adormecida (o en muchos
casos aburguesada) tropa propia. En un ambiente que no deja de ser particular,
se desarrollará durante todo el día de hoy la fiesta democrática de poder votar
libremente. Vale recordar que no siempre fue así. El gobierno espera el
resultado de la interna opositora para definir una estrategia y encarar el
desafío del 14 de noviembre. En el oficialismo se descuenta que cabeza a cabeza
la lista de Enrique Cresto superará por alrededor de 5 puntos a la Frigerio, y
que el mejoramiento integral de la situación permitirá en noviembre una mejor
performance. Suena atinado considerando que cada día que pasa, la situación
mejora.
Cambiemos tiene en la elección de hoy el mejor escenario
posible. Si no logran imponerse hoy, difícilmente lo puedan hacer en noviembre
y muy posiblemente los espere un desierto con anchoas. Usted dirá -y con
razón-, que es difícil predecir porque estamos en Argentina y no en Suiza.
Nosotros preferimos pensar como el librepensador y filósofo de Lomas de Zamora,
que “estamos condenados al éxito”. La atención también estará centrada en los
resultados que logren la disidencia radical encabezada por Lucía Varisco y
Miriam Müller, la candidata de Milei. Cierto desencanto, y las licencias que
siempre permiten las legislativas, son condiciones apropiadas para que las dos
acumulen votos. Si lo logran pueden ser una de las tantas sorpresas que puede
dar esta primaria inédita.
Entreriosplus
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