Requisas en Concordia por una red mundial de estafadores


En allanamientos en Entre Ríos (Concordia) y otras provincias y la Ciudad de Buenos Aires, la Policía Federal desbarató una banda transnacional de estafadores.

Una red mundial de estafadores se alzó con unos 200 millones de pesos sustraídos a víctimas en Argentina en los últimos años, sobre todo desde el inicio de la pandemia. Con acceso a información de los damnificados y llamados telefónicos, lograban engañarlos para obtener pagos de cuotas de deudas y también se hacían de los datos personales de las cuentas bancarias y así les transferían montos millonarios que terminaban en el exterior. La organización transnacional fue desarticulada en las últimas horas con allanamientos en distintos lugares del país, entre ellos en Entre Ríos, según se informó desde la Policía Federal.

Desde la fuerza que se encargó de la investigación, se informó a UNO que la investigación duró dos años, por parte de la División Investigación de Delitos Tecnológicos de PFA, bajo instrucciones del juez Manuel de Campo. Se buscó desbaratar la banda criminal. Se indicó que la complejidad del modus operandi de esta organización criminal, con ramificaciones fuera del país, requirió de la fuerza federal vincular tipos de estafas que se iniciaban fuera de la Argentina para luego concretarse en el país.

Concretamente, se informó que la provincia de Entre Ríos el allanamiento fue en un domicilio de calle Gobernador Cresto al 2100.

En primer lugar, el grupo de estafadores, mediante el uso de bases y la adulteración de datos informáticos que extraían de manera ilegal de determinadas empresas, identificaban a personas que poseían algún tipo de deuda monetaria. Establecida la identidad de las y los deudores, la organización les ofrecía, mediante engaños convincentes (como alterar de manera casi imperceptible el correo electrónico de la empresa acreedora), formas de pago para saldar sus compromisos con descuentos respecto del monto total.

De ese modo, al ofrecerles estos modos de condonación, brindarles un número de cuenta bancaria y haciéndose pasar por sus acreedores, la organización lograba hacerse del dinero de sus víctimas, quienes creían estar pagando sus deudas. Como consecuencia de ello, las personas engañadas, además de continuar con sus deudas originales, perdían el monto que habían depositado.

En segundo lugar, se logró comprender una segunda forma de estafa que llevaba a cabo el mismo grupo, denominada “Estafa del Soldado Americano”. La misma se iniciaba a partir de entablar un vínculo de confianza mediante contactos digitales entre el estafador y la futura víctima. El victimario, que se presentaba como un extranjero que realizaba alguna misión fuera del país, sostenía la relación durante largo tiempo hasta convencer a la otra persona de que, debido a su actividad en el extranjero, se veía imposibilitado de retirar de la aduana encomiendas que, según explicaba, le habían llegado a la Argentina.

Debido a ello, el miembro de la organización le solicitaba que fuera a la aduana después de hacer un depósito en una cuenta bancaria para poder hacerse de la aludida encomienda. De este modo, la víctima, creyendo estar colaborando con la necesidad de su interlocutor, depositaba dinero en cuentas bancarias ajenas para personas apócrifas.

Las cuentas que recibían el dinero estaban a nombre de otras personas que, formando el eslabón más bajo de la organización criminal, prestaban sus datos y cuentas a cambio de un porcentaje menor de aquello que se estaba robando. Finalmente, la organización extraía el grueso del dinero y, a través de una compañía de servicios financieros, enviaban lo robado hacia el exterior. De ahí que la PFA llegara a determinar la dimensión transnacional de la organización, cuya ramificación alcanza a varios países.

Una vez que la PFA, mediante esta exhaustiva investigación, logró acumular las pruebas necesarias, se iniciaron los operativos que permitieron la detención de 15 involucrados, entre quienes se encuentra el líder de la banda. Siguiendo las indicaciones del Poder Judicial se realizaron allanamientos en barrios de clase media y media alta de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Entre Ríos, en la provincia de Buenos Aires y en San Luis.

La red criminal que organizaba las estafas estaba encabezada por quien brindaba los datos de quienes serían luego las víctimas de toda esta operatoria. Hasta donde se logró establecer, la organización delictiva operaba en varios países. De allí que, entre las detenciones, se encuentren personas de diferentes nacionalidades.

Tras 23 allanamientos, a los 15 miembros de la organización se les secuestraron 46 teléfonos celulares, 14 notebooks, pendrives, discos rígidos con información sustancial para la causa, elementos de almacenamiento digital, tarjetas de crédito y débito, documentación bancaria de interés, gran cantidad de dinero en efectivo de diferentes denominaciones, dos autos y una motocicleta.

Según indicó Infobae, era un Nigeriano a quien llamaban Bobby, el que dirigía las acciones de la banda en argentina y se comunicaba con sus pares en igbo, su idioma nacional. El esquema era totalmente global: la ruta de dinero comenzaba en aplicaciones de transferencia en Argentina y seguía al resto del mundo por Western Union.Llegaba hasta Perú, Colombia, luego Nigeria y Sudáfrica.

Además, se investiga si los fondos girados al exterior tenían como finalidad el financiamiento de grupos terroristas africanos.

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