Megajuicio: “Tanto yo como resto de los imputados somos inocentes”, dijo Urribarri
“Tanto yo como el resto de los imputados somos inocentes”. Esa fue una de las últimas frases que dejó el embajador en Chipre e Israel, Sergio Urribarri, en el megajuicio por presunta corrupción durante su gestión de gobierno en la provincia de Entre Ríos.
La última jornada tuvo poco más de una hora de duración. El
primero en expresarse fue el exgobernador; le siguió su cuñado Juan Pablo
Aguilera; el exministro de Turismo Hugo Marsó; el empresario Gerardo Caruso; el
diseñador gráfico Emiliano Giacopuzzi; la contadora Corina Cargnel y el
exministro de Cultura y Comunicación, Pedro Báez.
El resto de los imputados -Luciana y Alejandro Almada,
Gustavo Tamay, Germán Buffa, Maximiliano Sena y Gustavo Tórtul-, sólo pasaron
frente al micrófono para agradecer a sus abogados defensores.
El tribunal de Juicios y Apelaciones que llevó adelante el
debate y componen los jueces José María Chemez, Carolina Castagno y Elvio
Garzón, dará a conocer un adelanto de sentencia el próximo 7 de abril a las
8.15.
“¿Van a disculparse?”
Urribarri está imputado en las cinco investigaciones que se
acumularon para el juicio oral. Este martes utilizó unos trece minutos para
expresarse. Fue el más extenso en las últimas palabras, en comparación a sus
consortes de causa. Apuntó a la fiscal Patricia Yedro y al director de este
medio, el periodista Daniel Enz. Habló de “gestos”, de “clima de época”, de
ausencia de pruebas, y de “operaciones mediáticas”. Aseguró que Enz “impidió
que compita en elecciones nacionales y provinciales”.
Urribarri mencionó otra causa por presunta corrupción,
aquella que involucró al exintendente de Gualeguay, Luis Erro, y que terminó en
una absolución.
“¿Son conscientes señores fiscales del sufrimiento que
causaron con el escarnio mediático que promovieron? Sinceramente quiero creer
que no, que no son conscientes porque si hubieran sido conscientes del daño que
provocaron a lo largo de estos seis larguísimos años, si fueran conscientes
tendrían, y toda vía están a tiempo, que pedir disculpas. No puedo dejar de
referirme a las embestidas de estas semanas del periodista que está obsesionado
conmigo y con mi familia. Nuevamente mandando mensajes y buscando presionar al
Poder Judicial con sus constantes operaciones mediáticas con clarísimos
intereses políticos. Seguramente son manotazos de quien sabe que su mentira cae
frente a la verdad. Ese relato de años fue para instalar títulos en medios
nacionales como principal objetivo, estigmatizarme a mí y mi familia, a las
personas que me acompañaron en mi gobierno, impedir -como lo lograron- que
compita en elecciones nacionales y provinciales, y sin dudas socavar la imagen
de nuestro espacio político”.
Poco después de las 9.40 y conectado mediante
videoconferencia, el embajador comenzó sus últimas palabras en el megajuicio y
leyó un breve tramo del alegato de cierre de la fiscal Patricia Yedro. Sacó de
contexto esas palabras y tergiversó el sentido de toda la exposición que hizo
la fiscal el 14 de febrero pasado, cuando estuvo desde las 9.30 hasta pasadas
las 16 alegando.
“Referido al alegato de cierre de la fiscal Yedro, quien
manifestó: ‘Resulta complicado obtener pruebas que acrediten estos hechos, no
hay testigos, nadie se presta a decir lo que sabe. Es difícil obtener prueba
documental cuando los rastros son plasmados en documentos, rara vez ocurre, la
víctima no asiste a producción y la decisión de su ejecución es tomada en
absoluta opacidad, no hay documentación, no hay testigos’, cerró textualmente.
Estos dichos son contundentes, categóricos. Ante esa realidad debió suceder,
como todos esperábamos, es el pedido de sobreseimiento a todas las personas
imputadas. La contundencia de esta admisión tan clara y precisa por parte de la
Fiscalía, no tengo dudas que echa por tierra la acusación”, redefinió
Urribarri.
Agregó después que “durante seis largos años se instaló y
machacó un relato”. “Esto además es una clara muestra de cómo se llegó a esta
instancia de debate, a fuerza de arbitrariedades, atropellos y violaciones a
las garantías constitucionales que nadie discute y con fuerte presión
mediática. No hubo en proceso racionalidad, ni objetividad, lo cual quedó en
evidencia a lo largo de todo este largo juicio. Se constituyó una investigación
en base al sesgo confirmatorio de culpabilidad. Fiscalía hizo sistemáticamente
oídos sordos a cualquier prueba excluyente de culpabilidad con una mirada
sesgada, no tuvo en cuenta las declaraciones de imputados que dieron sobrados
fundamentos y pruebas”, acotó.
Dijo que mientras él estaba declarando, la fiscal Yedro se
retiró del recinto de audiencias y eso, para él, fue “todo un gesto”. Recriminó
que Fiscalía no tuvo en cuenta, tampoco, el testimonio del contador General de
la provincia, Aurelio Miraglio; así como no consideró los testimonios de
funcionarios del Tribunal de Cuentas ni del fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes.
“Dieron cuenta del funcionamiento de la administración pública y ratificaron la
legalidad de todos y cada uno de los actos administrativos”, afirmó. “Vimos en
esa sala, pruebas documentales provenientes de órganos constitucionales de
control previo y posterior de gasto. Entonces sí hay pruebas y testigos. Pero
los fiscales no hicieron una mención a esas pruebas y declaraciones. Quedó en
claro el profundo desconocimiento que tiene el Ministerio Público Fiscal en lo
referido al funcionamiento del Estado y la administración pública. Desconocen
que los actos y decisiones de gobierno, de ninguna manera son judiciables.
Porque como dije al inicio y ahora, ninguna de estas causas deberían haber
llegado a juicio”, reiteró, siempre con un tono de regaño.
De inmediato se definió como un “dirigente” que sabe “poner
la cara, ser evaluado por la sociedad y rendir cuentas, someterme a la voluntad
popular”. Y por eso preguntó: “¿Qué van a decir los fiscales a la sociedad?
¿Van a reconocer que se equivocaron y actuaron movidos por los prejuicios y el
desconocimiento del funcionamiento de otro poder del Estado? Ciertos
integrantes del MPF ¿Van a reconocer que actuaron movidos por un clima de
época, de una coyuntura muy especial? ¿Van a disculparse?”.
Acotó luego que hacía preguntas “con humildad”. “¿Son
cocientes del aporte que harían si admitieran que se equivocaron? Escuchamos en
reiteradas oportunidades una frase sobre el dinero. Entonces pregunto ¿Cuánto
dinero de los entrerrianos se dilapidó en esta y otras investigaciones? ¿Cuánto
dinero en un juicio por una boleta de luz de 70 pesos? También vi en las
últimas audiencias algunos gestos que expresan que algunos tienen sentimiento.
¿Son conscientes del sufrimiento que causaron con el escarnio mediático que
promovieron? Si fueran conscientes, de los seis larguísimos años, todavía están
a tiempo de pedir disculpas”, avisó.
Casi al final señaló que “además de los atropellos y
arbitrariedades, todos los defensores expusieron con contundencia la
inexistencia de pruebas, admitidas los por fiscales, los atropellos en la
investigación, los allanamientos irregulares con testigos no presentes,
profesionales que intervinieron sin título habilitante, intromisión ilegal y
manifiesta de comunicaciones privadas, y podría seguir”, se quejó y cerró:
“Confío en que se haga justicia y el Estado de Derecho que tanto costó a la
humanidad conseguir, vuelva a ser principio rector en esta provincia, en este
caso y en todas las investigaciones en marcha. Que el Estado de Derecho y el
respeto a las normas esté por encima de las fuerzas que condujeron este
proceso. Quedó demostrado que tanto yo como el resto de los imputados somos
inocentes. Apelo a la honorabilidad y trayectoria de este tribunal para que no
solo administre justicia, sino también para que ponga fina de una vez por todas
al ensañamiento, ataques e injusticias a los que fuimos sometidos durante
tantos años”.
“Fui objeto de una construcción jurídica y mediática”
Juan Pablo Aguilera fue breve. Aseguró que los cinco legajos
que llegaron a debate en septiembre pasado -está imputado en dos: causa
imprentas, parador-, fueron un “relato promovido por un medio y sus dos o tres
seguidores”. Claramente lo dijo en referencia a ANÁLISIS, tal como sostiene su
cuñado Urribarri y otros imputados en el megajuicio. Habló de “abusos y
arbitrariedades” de parte del MPF. “Quedó demostrado el modo en que se hicieron
los allanamientos, la descontextualización de muchas comunicaciones, trastocado
el derecho a la intimidad”, mencionó, tal vez en referencia a la exposición de
algunos mensajes con su pareja, Luciana Almada, entre otros. “Los informes
demostraron que hay más pruebas de la mala investigación que de los hechos
imputados”, comparó.
Agregó que “los hechos fueron mutando a medida que se fueron
dando cuenta del funcionamiento de la administración pública y la política”.
“Siempre me dediqué a la actividad pública, la parte privada nunca me interesó.
Nadie me devolverá los años de sufrimiento y angustia, mi vida cotidiana
atravesada por esta situación. Nadie me devolverá a mi suegro que fue como un
padre para mí, que no aguantó ver esta situación a la cual estaban expuestos
sus hijos y yo. No tengo resentimientos. Tengo enormes expectativas en la
decisión de este tribunal. Ojalá que este sea un punto de inflexión para que a
nadie más le pasen las cosas que me pasaron a mí. Que no se dirima la disputa
política en estos tribunales”, pidió por último.
“No robé ni sustraje nada”
Hugo Marsó, exministro de Turismo, fue imputado en la causa
“parador de Mar del Plata” junto a Gerardo Caruso, Juan Pablo Aguilera, Corina
Cargnel y Sergio Urribarri. Al momento de pronunciar sus últimas palabras antes
de conocer un veredicto, retomó tramos de su descargo. Dijo que siempre se
dedicó a la actividad privada -además de exintendente de Colón, exdiputado
provincial y exministro, siempre fue empresario-. “Me iba muy bien y consideré
que podía aportarle mucho a la sociedad, siempre fui idealista, incursioné en
política. Caminé en Colón porque no tenía plata para la campaña, éramos dos o
tres. Así me conocieron y creyeron. Gané la primera elección. No tenía
experiencia en el ámbito administrativo público, así que me manejé con el mismo
contador y abogado de la Municipalidad. Después me fui como diputado y
posteriormente me ofrecieron el Ministerio de Turismo. Siempre me manejé con
los abogados y contadores de los organismos públicos. Cuando estaba en Turismo
dependíamos de Gobernación. Siempre había un auditor del Tribunal de Cuentas que
nos decía esto se puede y esto no. Así hicimos el parador, me acuerdo que
convoqué a la abogada y los asesores me dijeron que era factible hacerlo, por
eso lo hice. Después no supe más, nadie me llamó o insinuó que estábamos
haciendo campaña proselitista. En ese momento éramos el tercer destino
turístico del país y había que sostenerlo”, reiteró.
Contó dos anécdotas de su Intendencia en Colón. Dijo que a
la provincia llegó para “hacer lo mismo”. Añadió que “cambiaron la vida de un
montón de gente”. Habló de su padre que encomendó a él y sus hermanos cuidar
“el nombre” porque “lo material va y viene”. “Siento mucha vergüenza, nunca
debí estar sentado acá, me da vergüenza transitar por las calles de mi ciudad,
no es fácil estar en los títulos de diarios diciendo que robé. Lo que hicieron
conmigo es una barbaridad. No robé nada, no sustraje nada. Trabajé. Para mi
familia, mis hijas y mis hermanos, esto es muy difícil. Yo que tengo un
comercio de consumo masivo, me produjeron daños inconmensurables que hasta mis
hijas cargan. Pido que se haga justicia pero el dolor y la amargura, no se lo
deseo ni al peor enemigo”.
“Se me humilló y ridiculizó”
También se expresó Gerardo Caruso, titular de la firma El
juego en que andamos -contratada por el Gobierno después de lo que Fiscalía
consideró como una licitación “simulada”- para instalar el parador en Mar del Plata.
Reivindicó la defensa técnica que hizo en representación suya el abogado Emilio
Fouces. Aseguró que enfrenta una “acusación infundada y carente de pruebas”.
Refirió “falta de objetividad” y recordó que en el alegato
de cierre, el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull, comparó el modo en que
ocurrió la contratación de El Juego en que andamos con Nelly Entretaiment en la
causa de los spots publicitarios. Reclamó el mismo trato que le dio Fiscalía a
Jorge Corcho Rodríguez. “¿Por qué a mí me negaron la posibilidad de la
suspensión de juicio a prueba? A mí me asiste el derecho de mentir y no lo
hice. No lo hice por la cantidad de pruebas que se mostraron a lo largo de la
audiencia. Fui destinatario de ataques, se me humilló y ridiculizó. Esta
situación dolorosa, una acusación infundada acompañó el crecimiento de mis
hijos, con temor a que el padre fuera preso mientras transitaban su colegio
secundario y los primeros años de universidad, mientras aprendían los valores
de respeto, de derechos humanos. Años de formación contrarrestada por esta
situación que me tocaba atravesar. Abrazo los principios republicanos y
entiendo que cuanto menos, es aventurado haberme llamado corrupto, delincuente,
miembro de un clan mafioso, traidor a la Patria. Dijeron que no hice lo que
hice, que el parador fue una pantalla para malversar fondos cuando acá se vio
que el parador fue una producción enorme”, se defendió.
Finalmente, aseguró que “no hubo campaña proselitista, sí
promocionamos el turismo de Entre Ríos”. “Soy inocente. Me pregunto dónde y
cuándo repararán el dolor causado a mi familia, la angustia de mis padres, de
mis hijos, de mi pareja, las pérdidas económicas, las noches sin dormir”.
Añadió que sintió “un profundo desencanto democrático al transitar este juicio”
y deseó “que se haga justicia”.
“Necesito justicia”
Emiliano Giacopuzzi, imputado en la causa de las imprentas,
pronunció: “Siempre dije ‘ojalá y no llegue nunca el momento de tener que
sentarme acá para dar explicaciones de lo que hago hace 18 años, que es laburar
de lunes a lunes’. Estos últimos fueron seis años duros, violentos, injustos.
Quiero decir a los fiscales que soy humano y terrenal como ustedes, que fueron
violentos, que me acusaron de cosas que no pudieron probar, que el destino o la
suerte me puso una defensa que me ayudó y acompañó de verdad. Necesito
justicia, estuve escondido durante 6 años, tuve vergüenza con mis padres, mi
mujer, la familia de mi mujer. Me perdí de cosas importantes del crecimiento de
mi hijo, no pude estar en su mejor etapa porque tenía que enfocarme en esto que
no se lo deseo a nadie. Es pesado, hay que tener lomo para aguantar todo esto.
Me considero inocente. En mi declaración lo que dije es lo que hice estos años.
No se pudo contradecir de parte de Fiscalía. Nuestra defensa mostró la verdad
de lo que soy. Necesito justicia, volver a ser Emiliano Giacopuzzi y que me
devuelvan la libertad que hace seis años me quitaron”.
“Esto fue una guerra para saber quién es el más poderoso y
en el medio quedé yo”
Corina Cargnel, imputada en la causa imprentas y parador de
Mar del Plata, volvió a expresarse en el debate. “Fueron seis años muy duros
para mi familia y para mí y para las personas que me acompañan. La semana pasada
mi hija cumplió 8 años y no puedo dejar de pensar que acá se me pidió 8 años de
prisión, la misma edad que mi hija, por algo que no hice ni se pudo probar”,
remarcó.
Aseguró que se hicieron circular “conversaciones de mi vida
privada por todos lados y no se encontró nada”. “Se me acusa de enviar correo,
de hacer facturas, cosas propias de mi profesión. Soy docente de facultad, me
enfrento a más de 200 personas todas las semanas y no sé si detrás de esas
personas te están juzgando o no, si piensan que sos delincuente y corrupta. Me
trataron de que manejaba la caja negra de la corrupción. Pido justicia. Ya
está, el tiempo pasó, todo lo que sufrimos, pero pido que se haga justicia y a
nadie más le pase. Esto fue una clara guerra para saber quién es más poderoso y
en el medio quedé yo que no tengo nada que ver, que soy trabajadora, madre,
profesional. Necesito volver a mi vida. La condena social está y será difícil
sacarla. Confío en los señores jueces que podrán leer lo que pasó. Vine a casi
totalidad de las audiencias. Las que no, fue por cuestiones familiares y de
trabajo. Pido justicia”, cerró.
“Al MPF no le interesó la verdad”
Pedro Báez, acusado en el legajo de las imprentas, en la
causa por la difusión de los spots publicitarios, en la causa solicitada y la
causa Global Means, fue el último en expresarse. “Siempre tuve la seguridad que
encontraríamos en este lugar un ámbito adecuado para dilucidar las graves
acusaciones que me formulaban. Vinimos a imponer nuestra verdad relativa con
rigor, a la luz de la ley y con magistrados que dicten resoluciones justas. Con
satisfacción creo que lo estamos consiguiendo. Tengo la esperanza que este
proceso constituya una bisagra en el
Poder Judicial de Entre Ríos, despejando rémoras que convertían en letra
muerta las garantías constitucionales. Si eso ocurriera daríamos un paso
importante al Estado de Derecho más íntegro y pleno. Los que estamos acá nunca
pensamos en vivir esto pero el hombre es él y sus circunstancias. Nunca
cuestioné que el Ministerio Público lleve adelante su rol que es investigar y
si surgen elementos para acusar, que se haga. Saben que me puse a disposición,
pero al MPF no le interesó la verdad, nunca la buscó, avanzaron caprichosamente
cuando no surgían elementos para hacerlo. Sustentados en prejuicios y sabiendo
que ni suposiciones ni prejuicios alcanzan, solicitaron embargos desmedidos.
Importaba construir el estigma, cerrar el cerco que obligaba a la apertura de
causas por enriquecimiento, en mi caso una línea publicada en el semanario con
el cual trabajan y al otro día apertura de causa de oficio”, relató.
Criticó ese proceso por presunto enriquecimiento, con el mismo
argumento que lo hizo Urribarri y su defensor Barrrandeguy. “La causa sigue
abierta porque sabían que con prejuicios no alcanza, sigue abierta sin llamarme
a indagatoria y sabiendo que nunca tuve nada que no estuviera en la
declaraciones juradas. No estoy llorando. Tengo muchos años de militancia
política y como todos los que militamos y tuvimos o tenemos responsabilidades
de gobierno, tenemos la plena conciencia de la judicialización de la política y
sus consecuencias. Tengo la tranquilidad de saber qué hice cuando me tocó. Esa
es mi tranquilidad, mi familia y amigos sufren horrores frente a la
estigmatización y la condena mediática”.
Por último habló de su padre que fue “un faro que me
acompañaba a todos lados”. “Su aprobación era para mí la garantía que estábamos
bien rumbeados, no necesitaba decirme nada para que yo supiera de su orgullo
por las cosas que hicimos. Lo extraño y no lo he podido llorar. Un verdadero
Estado de Derecho no debería admitir la autoconstitución de un suprapoder que
impulsa investigaciones por fuera de los carriles constitucionales. Nosotros
administramos los recursos con responsabilidad para llevar adelante, durante 8
años, un proceso de crecimiento y desarrollo social y productivo como nunca
antes la provincia había experimentado”, dijo emocionado.
Por último, agradeció a los abogados defensores. “Nos dieron
durante años la seguridad de que hicimos las cosas bien y, en este juicio,
demolieron las acusaciones fiscales. Lo hicieron con trabajo honesto, sólido,
de acuerdo a las leyes. Leales con nosotros y los más nobles ideales del
ejercicio profesional. A todos y cada uno de ellos les agradezco, pero quiero
particularizar en Ignacio Díaz y José Velázquez el agradecimiento mío, de
familia, compañeros y amigos”.
Análisis
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