Condicionado por la interna, Alberto Fernández analiza cómo hacer cambios sin generar una ruptura
Las posibles alteraciones en el Gabinete podrían evolucionar a movimientos en las “segundas líneas”, aunque un sector del Gobierno le pide al Presidente tomar una decisión contundente.
El Gobierno nacional es por estas horas un nido de rumores
de cambios, pero de pocas confirmaciones. En medio de la crisis interna que
atraviesa el Frente de Todos y luego de ser padre, el presidente Alberto
Fernández se recluyó en la quinta de Olivos y analiza cómo hacer “cambios” en
un gabinete y una estructura de funcionarios en la que cualquier modificación
puede generar más reacciones que soluciones.
Dentro el Gobierno, los rumores de cambios de gabinete
crecieron durante la semana y fueron perdiendo fuerza con el correr de las
horas del fin de semana. Un sector del oficialismo (incluido el gremialismo y
gobernadores peronistas) considera que el Presidente debería tomar una decisión
contundente que muestre “autoridad” luego de las durísimas críticas y los
mensajes que recibió los últimos días del sector que responde a Cristina
Kirchner.
Sin embargo, es la propia dinámica de la interna oficialista
la que traba las posibilidades de modificaciones profundas de funcionarios: el
desplazamiento de un hombre o mujer que responde a la vicepresidenta Cristina
Kirchner abre escenarios impredecibles. En sentido inverso, el cambio de un
“leal” al Presidente o la degradación de uno de sus ministerios a “secretaría”
daría una imagen de debilidad.
En la Casa Rosada descartaron la posibilidad de que los
ministros Martín Guzmán (Economía) y el cristinista Eduardo de Pedro (Interior)
sean removidos de sus puestos. Pese a las diferencias que mantiene con el
propio Presidente y pese al hecho de que es muy poco querido por el ala
kirchnerista del oficialismo, también estaría firme en su cargo el jefe de
Gabinete Juan Manzur, que centraliza su capital político en su estrecha
relación con los mandatarios provinciales.
La decisión de un cambio de gabinete podría finalmente
terminar evolucionando a modificaciones en las “segundas líneas”. Los
principales apuntados por el albertismo son el secretario de Comercio, Roberto
Felleti, y el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, dos
cristinistas que mantienen serios enfrentamientos con Martín Guzmán en el área
económica.
Los próximos días podrían ser claves para el rumbo del Ejecutivo,
y el equipo de Fernández buscará centrar su energía en la gestión y en hablar
menos de la interna con el kirchnerismo, algo que había sido recomendado por el
exministro de Defensa Agustín Rossi.
El exministro de Defensa fue ganando espacio dentro de la
mesa chica del albertismo, posicionándose como una de las personas que integran
el grupo de dirigentes a los que el Presidente consulta con asiduidad. Entre
“rumores” del Gobierno, también se encontraba la posibilidad de que el
exministro se sumara de nuevo al Gabinete o fuera designado como titular de la
Agencia Federal de Inteligencia.
“Es un delirio hablar de ruptura en el espacio”, sostuvo
Rossi en las últimas horas y aseguró “si siguen existiendo diferencias, se
expresarán en las PASO” del 2023. “Independientemente de las diferencias, nadie
ha roto el Frente de Todos y no se va a romper”, prometió.
Lo cierto es que Alberto Fernández utilizará los días que
restan de la Semana Santa para analizar la forma más conveniente de oxigenar al
Gobierno, mientras permanece en la Quinta de Olivos junto a la primera dama,
Fabiola Yáñez, y su hijo recién nacido, Francisco.
TN
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