Rotman recordó el Cordobazo y reivindicó al dirigente sindical Agustín Tosco


El ex diputado provincial del radicalismo, Alberto Rotman, difundió una columna de opinión al cumplirse un nuevo aniversario del Cordobazo y reivindicó la figura del histórico sindicalista Agustín Tosco

“En la actualidad, donde pareciera que esta promocionada grieta, incentivada por el poder con el fin de tapar el desastroso accionar de un gobierno vi céfalo que solo piensa en salvarse de los innumerables procesos judiciales que los persiguen, tenemos la obligación de no olvidar acontecimientos, que son la contracara de esta grieta, que ocurrieron en Córdoba y que en esos difíciles momentos lograron unificar a obreros y estudiantes de esa época, sumando la adhesión unánime del pueblo.

La historia lo inmortalizó como El CORDOBAZO, del que en estos días, el 29 y 30 de mayo, se cumplieron 53 años. Fue el acontecimiento más significativo y trascendente de la historia argentina y de Latino América del siglo XX.

En ese momento gobernaba nuestro país una dictadura militar autodenominada Revolución Argentina, presidida por el general Onganía que había derrocado al gobierno progresista y ejemplar del Dr. Arturo H. Illia, y que contó con la complacencia de alguna dirigencia sindical de esa época.

Este régimen dictatorial había desactivado la Comisión del Salario mínimo vital y móvil, eliminó el sábado inglés instalado en Córdoba por el Radical Amadeo Sabatini, se puso en vigencia una ley donde se reprimía en forma automática las huelgas y conflictos sindicales. Intervino la mayoría de los sindicatos. Dictó la ley de represión al comunismo. Persiguió y encarceló a militantes políticos, sindicales y estudiantiles. Disolvió los partidos políticos e intervino las Universidades, a las que consideraba "centros de subversión y comunismo".

En ese contexto las protestas sindicales y estudiantiles se fueron acrecentando, especialmente en Córdoba, donde los preceptos reformistas de los estudiantes y una sociedad harta de la represión policial que culmina con el asesinato del obrero y estudiante Santiago Pampillón, toman mayor fuerza.

Haciéndose eco de ese sentimiento social, la dirigencia obrera unida, junto con las distintas corrientes estudiantiles, declaran una huelga general con movilización para el 29 y 30 de mayo de 1969.

Ese día miles y miles obreros se movilizaron saliendo de sus fábricas, de los sindicatos y los estudiantes del mítico Barrio Clínicas. Todos ellos fueron reprimidos por la Policía y es asesinando el joven estudiante y obrero metalúrgico, Máximo Mena (militante de la UCR).

Este hecho desencadena el estallido popular, la indignación fue superior al temor, se libera la rebeldía contenida ante tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede y la Ciudad queda en manos de las bases obreras y estudiantiles que luchan denodadamente. Toda la población ayuda, tanto en el centro como en los barrios. La gente hacía barricadas, tomando comisarías con el incendio de algunas, igual suerte corrieron algunas multinacionales y el Ministerio de Obras Públicas. Fue una reacción popular de toda la ciudadanía de Córdoba que hartos, de tanta injusticia de parte de un gobierno que había hecho del orden su leitmotiv, sin importar que tipo de orden prohijaba.

Este episodio fue posible porque los distintos líderes sindicales y estudiantiles priorizaron los intereses y el sentir de la gente por encima de los ideológicos y personales.

Esto permitió que el Gringo Tosco (ideólogo y planificador de esta gesta y el nexo con los estudiantes) marchara junto a Elpidio Torres de Smata con Miguel Correa de la CGT de los Argentinos, con Atilio López de la UTA y CGT Azopardo, con René Salamanca, y Alfredo Curuchet (estos tres últimos asesinados por los esbirros de las tres A del súper ministro de Perón, el nazi fascista López Rega).

Por eso el frente obrero estudiantil. Por eso la fuerza y el poder que tuvo el Cordobazo, porque fue un hecho histórico irrepetible y original.

Mención especial merece quien fue el ideólogo y sereno capitán de esa lucha, Agustín "el gringo "Tosco (secretario de Luz y Fuerza), que llevaba su mameluco con orgullo y como bandera de lucha. Nada que ver con los dirigentes acomodadizos de antes y ahora, nada que ver con los burócratas sindicales que terminan viviendo mejor y más rumbosamente que los capitalistas y burgueses que dicen combatir.

"Para él, un modesto pasar, para los suyos el sacrificio, la entrega, la incorruptibilidad. Para los obreros lo mejor y más calificado".

Así era este Gringo, gremialista y demócrata ejemplar, que murió a los 45 años en la clandestinidad, perseguido por los Nazi Fascistas encaramados en el gobierno de Isabel Perón”.

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