La huerta en la enseñanza virtual


Estamos transitando una etapa en la que debemos acostumbrarnos a cambios importantes en nuestra forma de vida. Enseñar en este tiempo de pandemia es un desafío para los docentes, los estudiantes y sus familias que tienen que abordarlo con otros métodos. Es el caso de la huerta, sus prácticas son enseñadas de manera virtual y el INTA acompaña este proceso.

¿Cómo enseñar a trabajar la tierra sin estar presencialmente en la escuela y en el espacio destinado a ello?  Se preguntan las seños.

Liliana Violláz, Luciana Pinget y Melina Thea quienes vienen desarrollando su labor junto a los niños desde años atrás, hablan de los inconvenientes que aparecen con la modalidad virtual, ya que no todas las familias cuentan con  conectividad.

Destaca Luciana que la socialización y el trabajo en terreno de los niños, con sus pares, es un valor importante que esta modalidad problematiza. Por ello la participación y el apoyo de las familias adquieren un rol fundamental.

Sin embargo, en esta coyuntura, la forma de trabajo tiene que ser repensada, y  aquí aparece el  desafío dicen ellas, ya que a través de la virtualidad deben cumplir su tarea de guiar, recomendar, estimular. En el caso de la realización de la huerta, se requiere de la participación de algún adulto de la familia para acompañar a los más pequeños.

Como aspectos positivos de este proceso las docentes y promotoras del Programa Prohuerta coinciden en que se propicia un buen momento para que toda la familia participe de las actividades relacionadas con la huerta, por la importancia de producir los alimentos en casa. ¨Los niños practican habilidades para trabajar la tierra y producir alimentos. Aprenden sobre  las diferentes técnicas de siembra, hortalizas de estación, repican plantines, realizan tareas de cuidados culturales” comenta Melina.

Por otro lado muchas familias han comenzado a elaborar su propio compost. Cuenta Liliana que “desarrollan un sistema de compostaje y crianza  de lombrices californianas ya que se impulsa la separación de residuos y se aprovechan aquellos de origen orgánico”.  Agrega con orgullo que “los niños no sólo aprenden a cultivar sus alimentos sino que también experimentan la magia de ver nacer sus semillas y de acompañar el proceso de desarrollo de cada planta”. 

Al igual que las docentes, los técnicos de INTA también han tenido que readaptar su forma de enseñanza para acompañar el proceso educativo. Todas coinciden en observar, en esta época de cuarentena y virtualidad, los avances increíbles en los hogares donde se están realizando huertas de pequeña escala para el consumo familiar, “los niños transmiten esa alegría de manera inmediata a su profesora” refiere Luciana.

Impulsar este espacio de enseñanza virtual brinda cierta tranquilidad, cierta certeza frente a una emergencia sanitaria como la presente. La gestión educativa en estos tiempos comprende la introducción y adquisición de nuevas competencias que contribuyan a alcanzar los impactos positivos que se proponen los docentes y los directivos de la comunidad educativa.

La Agencia de Extensión Rural Colón de INTA, apoya, acompaña y valora  la continuidad que las escuelas y en particular sus docentes comprometidos, brindan a los educandos para no interrumpir este proceso de saber hacer para alcanzar una alimentación saludable, el cuidado del ambiente y tantos otros valores como la paciencia, trabajo en equipo, solidaridad y  compromiso.
vergara.laura@inta.gob.ar

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